jueves, 30 de abril de 2009

Breve Ejemplo (Reflexionar el Libro ante las nuevas tecnologías)

Un filósofo argentino, procesado por colgar textos de Derrida

Autor: R. BOSCO / S. CALDANA

Fecha de publicación: Abril 30, 2009 por Revista Per Se


La Cámara Argentina del Libro demanda al profesor Horacio Potel

“Llegué tarde al mundo de las computadoras, en abril de 1998”. Así empieza el relato de Horacio Potel, docente de filosofía en la Universidad de Lanús en Buenos Aires, que se enfrenta a una pena de entre un mes y seis años de cárcel por infringir la ley 11.723 sobre la Propiedad Intelectual, del Código Penal argentino. Potel ha sido incriminado como responsable de las webs sobre Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger y Jacques Derrida, abiertas en 1999, 2000 y 2001.

Estos sitios permitían descargar de forma gratuita escritos de los tres filósofos, además de biografias, fotos, enlaces y comentarios para facilitar el conocimiento y el aprendizaje de sus doctrinas. Un largo trabajo de recopilación, traducción, interpretación de textos y material documental.

Denuncia en la embajada

La Fiscalía de Buenos Aires ha actuado a raíz de una denuncia de la Cámara Argentina del Libro. La querella se produjo tras una queja de Les Editions de Minuit, a través de la embajada de Francia, en cuyo catálogo figuran obras de Derrida. Irene Lindon, editora de Minuit, explicó a este diario que muchas obras están vivas en el mercado. “Escribimos muchas veces al profesor rogándole que desactivara el sitio y nunca recibimos respuesta por lo que nos dirijimos a la embajada para proteger el derecho de autor y de sus herederos”.

Aunque la denuncia se formuló sólo por el sitio dedicado a Derrida, la Unidad de Delitos Tributarios investigó también los otros dos. Finalmente como medida cautelar el profesor Potel tuvo que desactivar las webs de Derrida y Heidegger. Se salvó sólo la de Nietzsche, que desde 2001 ha registrado casi cinco millones de visitas, porque tal y como se recoge en la instrucción fiscal “queda acreditado que murió en el 1900”, por lo que su obra es de dominio público.

“Invito a mis denunciantes a que me digan, dónde puedo encontrar el material que con su acción judicial obligaron a destruir, en qué librería se puede comprar, en qué biblioteca se puede consultar”, critica Potel. “Yo tardé años en reunirlo. Muchos textos no pueden ser adquiridos y aún así están protegidos por leyes de propiedad intelectual. Además los precios de las editoriales extranjeras son prohibitivos para los latinoamericanos”.

Mientras, Google sigue situando los sitios desactivados entre las primeras respuestas a las búsquedas por nombre de los autores y en varias redes sociales han aparecido grupos de apoyo a la labor de promoción filosófica de Potel.

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